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La Capadocia

La región de la Capadocia se encuentra aproximadamente en el centro de la península de Anatolia (Turquía).

La Capadocia es una de los lugares más sorprendentes y enigmáticos de Turquía. Cada año, miles de visitantes recorren este lugar, atraídos por una especial geografía y por un misterio que sigue sin resolverse completamente. ¿Quienes y para qué construyeron decenas, centenares de ciudades subterráneas, como si de hormigueros se tratasen?

Un lugar mágico en el centro de Turquía

La Capadocia es un lugar con una geología especial. Su tierra está formada por lo que se conoce como "toba calcárea", un tipo de roca que se desgasta fácilmente por acción del agua y que da lugar formaciones caprichosas y espectaculares.
Esta toba calcárea es lo suficientemente blanda como para que relativamente fácil excavar en ella pero lo suficientemente dura como para que la estructura resista. Esto ha permitido que se construyan multitud de casas en la roca, a modo de cuevas.

Pero no sólo eso, también ha permitido otras construcciones mucho más sorprendentes...

Cuevas como hormigueros

El verdadero misterio de Capadocia, y gran parte de su atractivo, reside en sus famosas ciudades subterráneas. En toda la Capadocia son innumerables las ciudades subterráneas que se conocen o se tienen más o menos localizadas.
La explicación oficial para estas cuevas es que estas cuevas las hicieron los primeros cristianos para escapar, pero esta explicación tiene bastantes puntos blandos.
Para empezar, estamos hablando de ciudades enteras, no de cuevas para unos pocos individuos. En ciudades como Derinkuyu se cree que podían vivir hasta veinte mil individuos. ¿Tantos cristianos había?

Aunque la toba es más blanda que la roca normal su proceso de excavación sigue siendo laborioso. Llevaría decenas de años excavar semejantes ciudades subterráneas.

En algún momento de la historia los humanos que habitaban estas tierras ( y las de los alrededores, visto el tamaño de las ciudades) tuvieron la necesidad de esconderse durante mucho tiempo de algo o alguien que había en la superficie.
Excavaron enormes ciudades que se cerraban con una simple roca circular y podían resistir meses sin salir a la superficie. Algo muy rebuscado para unos simples cristianos perseguidos...

Imagen de una de las piedras circulares que servían para sellar las ciudades en caso de ataque exterior. Una vez sellada era imposible abrirla desde fuera.

Atractivos turísticos de la Capadocia

Como decía antes, la Capadocia tiene un gran atractivo turístico. Son, por ejemplo, muy populares los viajes en globo. Desde el cielo se pueden contemplar fácilmente imágenes como esta.
Lo normal es acceder a la Capadocia desde Estambul o Ankara, mejor de Ankara, ya que está bastante más cerca que Constantinopla. Aquí puedes consultar la mejor forma de llegar a la Capadocia.


Olivenza, entre España y Portugal

Puente de Ajuda - Olivenza

Olivenza, la raya del aire


Villa hamletiana, tan pronto estaba del lado portugués como del español. Hoy pertenece a Badajoz


Puede que pasarse de la raya no sea cosa tan mala. Es lo que van a hacer Olivenza y 15 pueblos más, extremeños y lusos, a caballo de la llamada raya con Portugal, creando una Ruta Turística de la Raya dentro de la iniciativa europea Interreg. Que va por su tercera edición y está todavía en el horno; básicamente, consiste en planificar acciones de intercambio y desarrollo turístico de manera especular, es decir, a cada actuación concreta a este lado de la línea fronteriza corresponderá otra actuación simétrica en la parte portuguesa. De modo que se cree una red, una cremallera de iniciativas que galvanicen la región equilibradamente, y sin más barreras que las del aire. Los municipios concernidos tienen plazo hasta abril de 2001 para presentar ideas. Entonces vendrá una lluvia de millones comunitarios que promete ser generosa.

Que Olivenza entre en esa zarabanda parece de cajón. No hay otro pueblo en la geografía española con igual historial hamletiano: desde el inicio de su existencia ha sido una puerta batiente, tan pronto estaba del lado portugués como del lado español. Para ser justos, habría que reconocer un balance o resultado de Portugal, 5; España, 2: cinco siglos para Portugal, dos para España, grosso modo. Y eso se nota en cuanto pones el pie en tierra. Porque vas a pisar, lo primero, esos empedrados minuciosos que son el rasgo de carácter más común del país vecino. Todas las manías y peculiaridades de la nación portuguesa se prodigan en Olivenza: azulejos barrocos alicatando en azul los muros de la Misericordia o el templo de la Magdalena; una portada manuelina en el ayuntamiento, cortejada por esferas armilares (el símbolo del poderío portugués), y cruces de Avis, pasteles que no sólo parecen lusitanos, sino que se llaman podres, manueles, rabiñas, cabacas, asubias (y esa rareza de la técula-mécula, que es en substancia más lusa que Camões); en fín, un puñado notable de singularidades, y la más rotunda: todavía quedan abuelos que hablan portugués.

Y es que hace tres o cuatro generaciones Olivenza era aún portuguesa. Es ésta una población que hay que abordar como un todo orgánico, no pieza por pieza, y cuya plantilla es el mejor guión de su biografía. Cierto que hubo asentamientos muy antiguos (véase el museo), pero el origen de Olivenza emerge con los Templarios; la orden militar ayudó al rey de León a conquistar a los árabes estos territorios, en 1228, y obtuvo en recompensa un buen pellizco de fincas; levantó castillos en Alconchel, Burguillos, Jerez y aquí, en Olivenza, donde creó una Encomienda. Pero al finalizar el siglo, otro rey castellano-leonés la cede al rey poeta don Dinis de Portugal, quien la eleva a categoría de villa y rehace el castillo. En torno a éste (que se conserva bien) trazó la villa medieval amurallada, con cuatro puertas (de las cuales se conservan dos). Más tarde, João II, el Príncipe Perfeito, levantaría la torre de homenaje más sólida y esbelta de toda la raya.

Esplendor manuelino


Pero los días de vino y rosas llegarían con el reinado de don Manuel, que marca el siglo de oro portugués. Hacia 1509 se inicia la construcción de un puente, un nuevo anillo de muralla; se rehace la iglesia de los Templarios, Santa María del Castillo, con líneas despejadas y una puerta manuelina, algo más modesta que la del palacio de los Duques de Cadaval (actual ayuntamiento). Y sobre todo se construyen dos joyas señeras, la iglesia de la Magdalena (que supera en belleza y elegancia a sus modelos de Setúbal o Elvas) y la iglesia de la Misericordia.

Durante 60 años volvió Olivenza a ser española, el tiempo que duró el dominio español de Portugal (1580-1640), tras la trilería sucesoria de Felipe II (había desaparecido en combate el rey don Sebastião, y Felipe II, que era tío suyo, se le quedó el reino). La guerra de Restauración acabó con el dominio español sobre Portugal. De nuevo los españoles se apoderan de Olivenza en 1657, y de nuevo la pierden 30 años después.

Más guerras en los siguientes lustros, entre ellas la de Sucesión española, y la llamada guerra de las naranjas: ésta finaliza en 1801, cuando el afrancesado Godoy firma el Tratado de Badajoz y establece la línea del Guadiana como frontera; con lo cual, Olivenza, a este lado del río, volvía a ser española. Hasta las fechas. (Dicho sea de paso, los portugueses no están muy de acuerdo con la situación, y algunos de sus mapas de carreteras borran el punteado fronterizo al llegar a ese tramo).

En esos siglos agitados le crecieron a Olivenza lo que es su segunda naturaleza, el formidable conjunto de defensas, baluartes y cuarteles que arropan a la villa medieval. Los baluartes (que siguen uno de los sistemas de Vauban) van siendo recuperados a medida que llueven los recursos. En el cuartel de Intendencia, o Panadería Real, aneja al castillo, se halla instalado uno de los mejores y más copiosos museos etnográficos de España, con cerca de 7.000 piezas (la Junta extremeña, más que echar una mano, se ha volcado).

Consciente de su singularidad, Olivenza bulle en iniciativas. Como el polígono industrial Ramapallas, que está redibujando el perfil de actividad económica, como el ya aludido programa Interreg III que se está cociendo, o como el nuevo puente de Ajuda: el viejo cordón umbilical con Portugal permanecía dinamitado desde la guerra de Sucesión española; un nuevo puente, estrenado hace apenas unas semanas a 400 metros de los históricos muñones, simboliza bien los nuevos aires que corren. Aires europeístas, sin rayas ni fronteras.


GUÍA PRÁCTICA


Olivenza




VISITAS

El Museo etnográfico municipal gonzález santana (924 49 02 22), situado en el castillo y Casa de Panadería, abre todos los días, excepto lunes, de 11.00-14.00 y 16.00-18.00 (17.00-20.00 en verano); entrada gratuita. Se pueden concertar visitas guiadas de la iglesia de la misericordia e iglesia de la magdalena en la oficina de turismo. Plaza de España, s/n (924 49 01 51)

DORMIR

Hotel Heredero (924 49 08 35). Carretera a Badajoz, km 23.

Hotel los amigos (924 49 07 25). Avenida de Nicaragua, s/n.

COMER

Dosca (924 491065). Plaza de la Constitución, 15 (frente al Ayuntamiento).
Alcañices (924 491570). Calle de Colón, 3.

Monfragüe, refugio de nómadas.

El salto del gitano, monfragüe

Monfragüe, refugio de nómadas


Doscientas especies de vertebrados conviven en el parque natural extremeño, el ecosistema más acogedor de la Península


Las gastadas sierras cacereñas de Monfragüe han llegado hasta un nuevo milenio convertidas en uno de los refugios de fauna más importantes de Europa. Salvadas de la roturación y del avance de los eucaliptales, estas tierras se convirtieron en parque natural en 1979, protegiendo al que seguramente es el ecosistema más acogedor de la península Ibérica. Más de dos centenares de especies de vertebrados comparten estas lomas y barrancas cuajadas de encinas y alcornoques, donde la humanizada dehesa ampara a cualquier inquilino que lo desee.

Pero si es abrumador el número y singularidad de la avifauna reproductora entre estos bellotares (buitre negro, águila imperial, cigüeña negra…), no es menos destacable la mención de sus invernantes. Estos predios extremeños arropan, con la llegada del frío, a miles de ejemplares de aves migradoras procedentes del septentrión. Las vocingleras grullas acuden a miles cada año, junto a nutridos bandos nómadas de abubillas, milanos, estorninos, avefrías y torcaces, entre las decenas de especies asentadas en estas lomas hasta la primavera.

Paisaje vivo. Recorrer las cañadas o caminos que surcan las vegas y cerros donde se guarece el río Tajo supone toparse con un paisaje cuajado de vida. Una sola carretera asfaltada atraviesa de norte a sur las ondulaciones del parque de Monfragüe, convertida desde hace años en ruta peregrina de los amantes de la naturaleza que quieren admirar este privilegiado entorno. Sin duda la bicicleta es de las mejores opciones para adentrarse en este recorrido de unos treinta kilómetros.

Punto de salida. La ruta se inicia siguiendo el curso del Tiétar por la carretera CC-911, que se adentra en el parque natural a la vera del mirador –sobre el río– de La Higuerilla, cerca del cortijo de Las Cansinas, hoy centro de recuperación de fauna. La siguiente curva de las aguas desvela otro inmejorable mirador, el de La Báscula, con la silueta de la sierra de Las Corchuelas a su espalda. A cada lado de la estrecha carretera medra un abigarrado sotobosque de jaras, brezos y madroños donde jabalíes y venados ocultan su presencia hasta la caída de la tarde. El siguiente punto de atención se encuentra tras pasar por el antiguo poblado del embalse, en La Tajadilla: un pequeño oteadero al borde del río deja observar, sin ser visto, las idas y venidas de grandes buitres leonados, que tienen en un paredón de la orilla contraria uno de sus descansaderos invernales y zona de nidificación.

El gran Tajo. La remansada corriente continúa silenciosa su trayecto al encuentro con el gran Tajo, mientras la ruta se desvía del cauce hacia el cruce con la carretera C-524, que se tomará con dirección a Torrejón el Rubio. Unos cientos de metros más allá está el único enclave habitado del parque, la aldea de Villareal de San Carlos. La Oficina de Información, el Centro de Interpretación y un pequeño museo etnológico se encuentran aquí, único lugar del parque donde pernoctar o comer.

Puente del Cardenal. La ruta prosigue sinuosa hasta topar con el Tajo en el Puente del Cardenal, vieja construcción de 1450 tragada por las aguas que sólo se deja ver en periodos de sequía. Luego, un puente moderno salva la corriente, cerca de la llamada Fuente del Francés. La carretera discurre aquí colgada a decenas de metros sobre el río, mientras se acerca a la zona más espectacular: el murallón de la Peña Falcón y el estrechamiento del Salto del Gitano. Estos cantiles cuarcíticos acogen en época de nidificación una de las colonias de buitres leonados más notable de España, junto con alimoches, halcones, cigüeñas negras, búhos reales y águilas perdiceras. Por encima de este paraje, con vistas a las inmensas dehesas, se sitúa el castillo árabe de Monfragüe. Desde su torre del homenaje se divisa uno de los panoramas más inolvidables de Extremadura.


GUÍA PRÁCTICA


CÓMO LLEGAR


Desde la autovía N-V (Madrid- Badajoz) se puede tomar en el kilómetro 186 el desvío que lleva a Plasencia por la C-511. Justo antes de cruzar el río Tiétar, una pequeña carretera sale por la izquierda, la CC-911, que acercará al viajero hasta el punto de salida de la ruta, en las inmediaciones del cortijo de Las Cansinas.

LA RUTA


Este recorrido transcurre casi en su totalidad por asfalto, por lo que resulta muy aconsejable realizarlo en bicicleta. Además de alterar en menor medida la vida de los inquilinos de estos montes, es fácil de compaginar con otros trayectos a pie que llevan a lugares tan emblemáticos como el castillo de Monfragüe, el cerro Gimio o la Fuente del Francés. Los prismáticos son imprescindibles si se quieren observar los primeros escarceos amorosos de los grandes buitres, que inician su celo en el mes de enero. El itinerario tiene una longitud de algo más de treinta kilómetros, entre ida y vuelta.

DORMIR


En Malpartida de Plasencia

La Posada de Amonaria (927 45 94 46). Nuestra Señora de la Luz, 7.

En Torrejón el Rubio

Hospedería Parque de Monfragüe (927 45 52 45). Ctra. Plasencia-Trujillo, kilómetro 39,100.


En Villarreal de San Carlos

Restaurante Casa Paqui (927 19 90 02). Situado junto al centro de información del parque. Su cocina es casera, carnes de la región, caldereta de cabrito y otros.

En Torrejón el Rubio

Restaurante Carvajal (927 45 52 54). Cocina elaborada con productos de la matanza extremeña. Paseo de Pizarro, 54.

INFORMACIÓN


Centro de información del parque natural (927 19 91 34). En Villarreal de San Carlos.
Centro de informacióN Ambiental y albergue La Dehesa (927 45 50 96). Gabriel y Galán, 17. En Torrejón el Rubio.

El ritual del regateo

El arte del regateo


El arte del regateo




La Real Academia afirma que regatear es un debate entre el comprador y el vendedor para acordar el precio de una cosa puesta en venta. Así de fácil. La experiencia, sin embargo, demuestra que es más ajustada a la realidad la definición de Elías Canetti, después de sus correrías por los zocos árabes, que ve el regateo como un rompecabezas chino. De hecho, nadie conoce de antemano el precio del objeto sometido a debate, tampoco el vendedor. Como también explica Canetti, hay numerosos y diferentes precios que dependen de infinitas variables. Por ejemplo, el modo de vestir del comprador, su nacionalidad e incluso la hora o el día de la semana.

El turista que llega a un zoco en Marruecos, Túnez, El Cairo o Estambul suele moverse obsesionado por la búsqueda de gangas y por el pensamiento de que todo el mundo le quiere timar. Y no es que los timos falten, pero el regateo es otra cosa. Es un ritual que forma parte de la cultura y de los usos y costumbres comerciales de los pueblos islámicos. En zocos y medinas no hay precios fijos, eso es todo. No se trata, por tanto, de encubrir estafas, sino de un modo de vender y comprar, a menudo agotador, pero que tiene sus reglas y sus tempos. El turista debe partir de algo que no es precisamente exclusivo de estos pagos: los comerciantes aspiran a obtener beneficios de su actividad. Nada más legítimo. Pero que ese beneficio sea mayor o menor depende en gran parte de la habilidad, paciencia y buen hacer del comprador. Dos consejos básicos: no mostrar excesivo entusiasmo por aquello que se desea y desechar toda actitud de superioridad. Esto último, desgraciadamente, es demasiado común. Los dólares son con frecuencia un estúpido trampolín para la soberbia.

No todo el mundo está dotado para el regateo. Pero quienes entran en él sin prejuicios y con conocimiento de las reglas del juego habrán conseguido algo más que mejores precios.

Alta cocina en Badajoz

Restaurante Aldebarán Badajoz

Restaurante Aldebarán, alta cocina en Badajoz


Aldebarán consolida su prestigio con sencillez y elegancia


Avenida de Elvas, s/n. Centro comercial Las Terrazas. Badajoz. Teléfono: 924 27 42 61. Cierra: domingos. Ensalada de queso del Casar a las hierbas. Pargo sobre pisto. Carrillera de ibérico al vino tinto. Pastel de chocolate caliente y helado de fresa.
Café 6 Pan 6 Bodega 7,5 Servicio 8,5 Ambiente 9 Aseos 7,5

Comedor de Aldebarán, en Badajoz.

Para definir la trayectoria de Fernando Bárcena, que durante años ejerció de jefe de cocina del restaurante Arzak en San Sebastián, hay que recurrir a adjetivos concretos. Profesionalidad, seriedad, regularidad, dominio de la técnica y conocimiento de las materias primas son algunos méritos de este gran profesional de los fogones que desde que se instaló en Badajoz no ha hecho más que consolidar el prestigio de su restaurante.
Aldebarán es un establecimiento singular, de ambiente sosegado y precios sensatos, decorado de forma elegante, con inusual derroche de espacio entre las mesas, vajilla de firma y manteles impecables, cuya sala atiende un servicio femenino de alta escuela que supervisa Nicasio Durán, otro de los propietarios.

Un lugar de cocina elegante, de corte clásico y resolución moderna, basada en propuestas sencillas, equilibradas y finas, que se autocontrolan a cada paso para no incurrir en desatinos creativos.
A pesar de que los productos extremeños tienen notable presencia, si algún reproche cabe hacer a su trabajo es su relativo distanciamiento de las recetas autóctonas. Asignatura pendiente de Bárcena, que si buceara en el patrimonio circundante avanzaría por caminos insospechados. Sea cual sea la elección, el disfrute está garantizado.

Por mucho que se husmee en la carta, no hay apartado que sobresalga sobre el resto. La presa de entraña de cerdo ibérico y el jamón de denominación de origen Dehesa de Extremadura son excelentes; delicada la ensalada de escarola con queso del Casar a las hierbas, y suculento el pulpo embuchado al aceite de pimentón con puré de patatas.
No se puede negar la influencia portuguesa en la ensalada (timbal) de bacalao con col y patatas paja. ¿Por qué se sirve fría en vez de templada? Y se nota la identificación con las tendencias de años pasados en el carpaccio de venado e hígado de pato, combinación muy lograda. Algunos pescados de anzuelo, salvo la merluza, hito de la casa, proceden de los mercados portugueses, fuente privilegiada de abastecimiento que le permite servir especies insólitas en España, como la garoupa (familia del mero), cuyos lomos se envuelven en calabacín y salsa de nueces.

Lástima que lleguen a la mesa algo resecos. Tampoco las carnes, excelentes, bajan la guardia: sensacional la carrillera de cerdo ibérico, y en el cenit de perfección, la pechuga de paloma torcaz con foie-gras de pato, plato propio de temporada de caza. Aunque todos sus postres son correctos –pastel de chocolate caliente y helado de fresa, canutillos de arroz con leche– no arrebatan. Carecen de la sencillez y contraste de sensaciones de la repostería moderna.

Karakorum Highway en Pakistán

Karakorum Highway Pakistan


La autopista del Karakorum es la carretera internacional asfaltada más elevada del mundo, conectando Pakistán con China a través de una de las cordilleras montañosas más altas y bellas del mundo. Recorrerla en 4x4 es toda una aventura.

Karakorum Highway Pakistan mapa


No es de extrañar que en algunas ocasiones la autopista del Karakorum sea referida como la novena maravilla del mundo, y no solo por la magnificencia de sus paisajes y su elevación, sino también por la dificultad de su construcción. Cuando la carretera fue completada en 1986, después de 20 años de construcción, 810 trabajadores pakistaníes y 82 chinos habían perdido sus vidas, mayoritariamente en desprendimientos de tierra o roca y caídas al vacio.La autopista del Karakorum ha sido referida como la novena maravilla del mundo, no solo por la magnificencia de sus paisajes sino también por la dificultad de su construcción. Fué terminada en 1986, veinte años después del inicio de sus obras, y casi 1.000 trabajadores dejaron sus vidas Pero su construcción valió la pena porque, aparte de conservar una ruta natural de comercio, la autopista del Karakorum dio fácil acceso a la región terrestre más densa de altos picos, con más de sesenta picos por encima de los 7000m, de los cuales cinco superan los 8000m, incluyendo el K2, la segunda montaña más alta del mundo a 8611m. Igualmente, la cordillera del Karakorum es el área con más concentración de glaciares del mundo, después de los polos, incluyendo algunos de los glaciares más largos del mundo, como el glaciar de Siachen, de 70km. La autopista del Karakorum empieza oficialmente en Havelian, a unos 100km de Islamabad, la capital del Pakistán. Sin mucho atractivo, la carretera cruza unos primeros pueblos que antiguamente habían estado dominados por Sikhs pero que actualmente están ocupados por los Pashtuns, una tribu con un estricto código de conducta islámica que les acerca ocasionalmente a posiciones radicales o talibanas. De todos modos, en Manshera (a 50km de Havelian), la carretera empieza a mostrar los primeros signos de magnificencia, al enfilarse entre terrazas de arroz y maíz y grandes bosques hasta un paso de 1670m, para después volver a descender con muchas mas curvas hasta Thakot (150km), a la orilla del caudaloso río Indus. En Thakot el paisaje es estupendo, aunque para mejores vistas vale la pena explorar una pequeña carreterita que se desvía a la derecha y que sube lentamente un quilómetro vertical hasta el valle de Alai, desde el cual la panorámica es insuperable, pudiéndose observar unos 20 kilómetros completos del rio Indus serpenteando entre las montañas. En realidad, se podría afirmar que en Thakot empieza la verdadera autopista del Karakorum, en todo momento paralela al rápido río Indus y manteniendo el equilibrio en la pared de escarpados precipicios rocosos. Poco Algunos poblados y pequeñas ciudades se alzan al calor de la Highway después de Besham (170km), el color de la roca cambia de colores agrisados a verdosos, relatando a los geólogos una increíble historia iniciada hace unos 50 millones de años. Hace 130 millones de años, el continente Indio se desprendió del supercontinente Gondwanaland, viajando a la deriva unos 80 millones de años hasta chocar con el continente Asiático, atrapando en medio de la colisión a un grupo de islas volcánicas que tenían un color de roca más verdoso y lleno de minerales relucientes (las cuales se observan a partir de Besham). Los macizos montañosos más altos de la tierra: el Himalaya y el Karakorum, se formaron a partir de esta colisión, la cual no se ha terminado, pues el plató Indio sigue adentrándose unos 5 cm anuales hacía el continente asiático, provocando un continuo crecimiento de sus montañas (7 milímetros anuales para el K2) y numerosos terremotos (en 1974, miles de personas murieron en uno de los peores terremotos de los recientes tiempos).


Marihuana en la cuneta


A medida que la carretera asciende, la vegetación (entre ésta la marihuana creciendo libremente al margen del asfalto) desaparece y el terreno se vuelve más estéril, a excepción de pequeñas áreas verdes donde la tierra es cultivada intensivamenteA medida que la carretera asciende, la vegetación (entre ésta la marihuana creciendo libremente al margen del asfalto) desaparece y el terreno se vuelve más estéril, a excepción de pequeñas áreas verdes donde la tierra es cultivada intensivamente. Unas horas más tarde, el pueblo de Chilas (360km) espera los viajeros con los primeros grandes tesoros de la autopista del Karakorum: sus altas montañas y los petroglifitos. A partir de Chilas, en multitud de puntos próximos al río Indus se pueden observar interesantes petroglifitos, dibujos e inscripciones grabadas a grandes rocas, algunos de los cuales fechan del primer siglo, representando estopas budistas e imágenes de buda. A pesar de la altitud de las montañas de la región, el Karakorum era (y todavía es) la ruta natural que conectaba China con India y el Oriente Medio, cruzándose desde los primeros siglos por caravanas comerciales que establecieron los orígenes de la ruta de la seda y que extendieron por los valles las religiones dominantes, primero el budismo y siglos más tarde el Islam, el cual engloba la totalidad de la población actual. A medida que la carretera avanza desde Gilgit hacia el norte-este, algunos de los tesoros más impresionantes del Karakorum empiezan a aparecer delante de los afortunados ojos del viajero. Primero se levanta a la derecha el Nanga Parbat (8125 m), el noveno pico más alto de la tierra y conocido como la montaña asesina, porque durante la segunda guerra mundial mató a hasta 31 miembros de 4 diferentes expediciones En su camino hacia China, la Karakorum Highway salva el río Indus por un inseguro puente colgantealemanas. La majestuosidad del Nanga Parbat queda magnificada por su verticalidad, una de las elevaciones más agudas de la tierra, que en sólo 27 kilómetros se levanta 7000 metros (desde el río Indus hasta la cima). También deja sin aliento el pico Rakaposhi (7788 m), que se empieza a observar más al norte, igualmente impresionante por su crecimiento vertical, el cual en sólo 16,5km horizontales se eleva 6000 metros (desde el río Hunza hasta la cima). Pero no todo el espectáculo es placentero, ya que en numerosas ocasiones, la carretera asfaltada se corruga o deshace con señales evidentes de recientes desprendimientos de rocas.


Cormoranes

Cormoranes en España


Cormoranes



De las muchas noticias del norte que el invierno nos envía hay una que resulta imposible que pase inadvertida. Sobre todo porque pone, en el corazón de las mesetas ibéricas, un espectáculo que normalmente pertenece al mar. Los cormoranes grandes, en efecto, son una de las especies de aves más características de las costas de la Europa central y norteña. Allí se reproducen, a menudo, colonialmente estos enlutados buceadores. Su estampa resulta inconfundible, sobre todo cuando, posados, extienden por completo sus alas y permanecen así, “crucificados”, durante largos periodos con el fin de secar su plumaje tras sus sesiones de pesca.

Estas aves no fueron vistas en aguas dulces hasta la década de los sesenta. Primero fueron unos centenares de ejemplares, luego, en los ochenta, millares. Pero en los últimos años han llegado a sumar casi 50.000.

Estamos pues ante un nuevo caso de una especie que recientemente ha alterado su conducta viajera. Ahora se ha adaptado sin problema alguno a las masas de agua continentales, especialmente a los embalses de las cuencas del Tajo y del Guadiana. Las abundantes carpas que en estos lagos artificiales viven les permiten una cómoda estancia invernal en el cálido interior de nuestro país. Pero como en los últimos tiempos son cada vez más abundantes, los cormoranes ya frecuentan, también, casi todos los tramos fluviales despejados, los pequeños embalses y hasta las charcas de muy escaso tamaño.

El giro ha terminado por ser espectacular: no contentos con el uso de nuestros aguazales durante los meses más duros, ahora unas pocas parejas se han quedado incluso en primavera y verano para criar, acaso por primera vez en la historia. Los cormoranes grandes son aves de muy notable tamaño, a primera vista completamente negras y con un largo y ganchudo pico. Nadan mejor que vuelan, por mucho que los fríos las obliguen a recorrer unos cuantos miles de kilómetros todos los años.

Recordemos que la mayor parte de estas aves marinas proceden de Inglaterra, Holanda, Dinamarca y de la Bretaña francesa. Como tantos otros nómadas voladores, se desplazan en bandadas que forman figuras regulares, especialmente la que equivaldría a nuestra letra uve. Pero más llamativos resultan cuando se agrupan en los dormideros. Aprovechan con tal fin los árboles secos que tantas veces jalonan las orillas de ríos y embalses.

Por si esto fuera poco, varias especies de gaviotas han imitado la conducta de los cormoranes con lo que, entre las muchas ofertas de nuestros derredores, podemos sumar estos aromas oceánicos en el corazón mismo de España.

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